
La importancia de instalar esta cuestión es estratégica a la hora de pensar el cómo, el por qué y el para qué de la profundización del Proyecto Nacional, Popular, Progresista y Democrático que comenzó con la conducción de Néstor Kirchner y continúa con nuestra Presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Para ello, se debe caracterizar que el principal problema que deviene de la constitución vigente es en que está basada en otro paradigma y modelo de país, vinculada a la visión liberal histórica cristalizada en la constitución de 1853/60 (sí, hace más de 150 años) y a la hegemonía neoliberal reciente, plasmada en la Carta Magna de 1994 que, como muchos intelectuales del campo popular señalan (Zaffaroni, Ferreyra, Forster, Girotti, entre otros), tuvo como objetivo garantizar la instauración del consenso de Washington en nuestra patria.
Por lo tanto, el desafío está planteado: generar las condiciones para crear una nueva Constitución Emancipadora y un nuevo Estado, que se encuentre en sintonía con todas las políticas populares que benefician a los 40 millones de argentinos y que se vienen desarrollando, sin prisa pero sin pausa, desde el 25 de Mayo de 2003, desamarrando las ataduras institucionales en función de seguir caminando por la senda del crecimiento con inclusión social, la reconquista de derechos, la soberanía política, la libertad y la igualdad.