
Pues, indiscutiblemente, se nos valora y delega un rol fundamental, una responsabilidad sin lugar a dudas. De hecho la sociedad, que por cierto suele ser persuasiva, enjuicia y prejuzga nuestra joven capacidad de acuerdo a los parámetros generales y adultos. Es decir, las opiniones suelen estar encaminadas a los estereotipos, las que los llevan a cuestionarse si estamos o no capacitados para votar. Reconocemos, entonces, el escepticismo de la joven Argentina y Es por ello que aprendemos a valorar esos espacios de debate, en los que nos capacitamos, reflexionamos y pensamos sobre la realidad que nos rodea y del futuro que deseamos tener. Haciendo un aporte a la construcción de la sociedad. Basándonos no solo en nuestra ideología, nuestros intereses y también en nuestra capacidad filosófica. Formando parte de esa franja de jóvenes, con posibilidades y acceso a espacios de debate e intercambio, nos comprometemos a ampliar las posibilidades de espacios de construcción a los que tengan acceso nuestros pares que históricamente han estado postergados y marginados de la sociedad. Entendemos y reconocemos que somos el auténtico valor del proceso de cambio... esa franja EXISTE.
El impulso del cambio no está solo en el pensamiento; sino también en la suma de jóvenes entusiastas y soñadores de una sociedad justa e igualitaria para todos y todas. Es decir, debemos consolidarnos entre los jóvenes. Demostrando que la participación y la introducción a la política no es un pesar; es por lo contrario un espacio creativo y enérgico del cual podemos enriquecernos y brindar servicios. Siempre recordando que la política no es un juego, de hecho esta se ejerce desde una posición protagónica y no hay que dejarla en manos de los apáticos, mezquinos, egoístas y a quienes la obtienen por mera dinastía. Tengamos en cuenta que los jóvenes fuimos, somos y seremos el verdadero y único inicio del "cambio" para la obtención del bien común. Históricamente nos han mantenido ajenos a la vida y participación política; reconociendo que la interrupción de la democracia en nuestro país ha provocado generaciones que denominamos "del silencio"; tras la recuperación más duradera de la democracia sentimos que asistimos a un contexto político que favorece nuestra condición de ciudadanos, permitiéndonos acceder a espacios de discusión y debate político; legitimarnos en nuestro rol protagónico.
Por eso reconocemos en el VOTO JOVEN la innegable posibilidad de protagonismo en la política y en la ampliación de derechos y la consolidación de la democracia.