En primer lugar, recordar que la democracia argentina tardó 26
años en cambiar el decreto ley de la dictadura. Todos sabemos por qué, aunque
algunos miren para otro lado. La democracia fue débil frente a la presión de
los grupos mediáticos que en los '80 querían una ley que permitiera la
conformación de los multimedios y el proyecto del 87 lo prohibía. Luego,
durante los '90 no fue necesaria para los grupos una nueva ley, ya que con los
D.N.U. alcanzaba para ir conformando un mapa de medios concentrado, de acuerdo
a las necesidades de la globalización y sus beneficiarios locales.
Hay que recordar que las empresas info-comunicacionales jugaron un papel
central en la reproducción del discurso globalizador y del nuevo capitalismo
financiero. El investigador Denis De Moraes señala que, más allá de influir en
la conformación del imaginario social, los medios monopólicos realizan un doble
papel estratégico de reproducción ampliada del capital.
David Rothkopf, ex colaborador de Bill Clinton y hoy presidente de una
consultora de negocios globales, afirma que, para los Estados Unidos, "el
objetivo central de una política externa en la era de la información debe ser
ganar las batalla de los flujos de información mundial, de la misma forma en
que Gran Bretaña reinaba antiguamente sobre los mares"
El economista Egipcio Smir Amin observa que las asimetrías entre los centros
hegemónicos, de los cuales las mega empresas son exponentes, y las periferias,
se constituyen a partir de cinco monopolios que benefician a los centros de
poder y alrededor de los cuales se articulan la eficacia de sus acciones:1) Los
monopolios en el ámbito de la tecnología;2) Los monopolios en el control de
flujos financieros de envergadura mundial; 3)Los monopolios en el acceso a los
recursos naturales del planeta; 4)Los monopolios de la palabra y de la opinión
en los medios; 5) Los monopolios en la esfera de los armamentos de destrucción
masiva.
Es decir que cuando el Gobierno argentino encaró el cambio de la ley de medios,
se estaba metiendo con uno de los resortes centrales por los cuales pasa la
construcción del poder, aquí y en cualquier parte del mundo; y lo hacía para
democratizarlo.
En los "Cuadernos de la cárcel" Gramsci encuadra la prensa como la
parte más dinámica de la superestructura ideológica, caracterizada por él como
la "organización material volcada a mantener, defender y desarrollar el
frente teórico-ideológico", es decir, un sostén ideológico del bloque
hegemónico.
Cuando Antonio Gramsci hablaba de hegemonía, presuponía la conquista del
consenso y del liderazgo cultural y político ideológico por una clase o bloque
de clases que se impone sobre las otras, y es allí donde los medios masivos
juegan un papel fundamental en la reproducción de un discurso.
En nuestro país tenemos como ejemplo lo sucedido en la década de los noventa,
que fue el resultado de una política definida en la década anterior. Desde los
programas de televisión se le hablaba a "Doña Rosa", el mito que se
creó del argentino medio, a quien se le decía que para agrandar la Nación en
realidad había que achicar al Estado, privatizar los ferrocarriles, lo mismo
con los teléfonos, es decir, desprenderse de todas aquellas cosas que eran
inútiles. Entonces, íbamos a vivir mucho mejor. En consecuencia, se logró un
consenso hegemónico donde el interés económico y político de una minoría se
impuso por consenso al interés concreto de la mayoría. De hecho, las
"Doñas Rosas" votaron ese esquema, aunque luego les congelaron la
jubilación, sus hijos se quedaron sin trabajo y sus nietos fueron completamente
excluidos del sistema productivo, social, económico y cultural de la Argentina
de esos años.
La globalización fue planteada tanto en Argentina como en el mundo como un
proceso normal producto de las nuevas tecnologías. Lo cierto es que en verdad,
este fenómeno aparentemente natural era, desde los planos político y cultural,
una profunda reorganización del poder económico y del poder político a escala
mundial.
Finalizada la década del '90 y pasada la crisis 2001/2003, los grandes medios
dejaron de ser voceros de corporaciones para convertirse en parte de ellas. A
modo de ejemplo podemos decir que las cuatro mayores empresas de medios y
entretenimiento de América Latina ( Globo de Brasil, Televisa de México,
Cisneros de Venezuela; Clarín de Argentina) retienen el 60% de la rentabilidad
total de los mercados y de las audiencias (Becerra y Mastrini,2009ª).
Por ese motivo, la aplicación total de la nueva ley de medios requiere de un
proceso y del entendimiento de toda la sociedad de que se trata de un tema
central de la democracia.
La Autoridad federal en la materia (AFSCA), que es un órgano del Estado y no
del gobierno ya que la Ley establece la participación de las minorías
parlamentarias y de la sociedad civil en su directorio, ha dictado la
Resolución 901/02 por la que actuará de oficio en la determinación de la
adecuación a la Ley. (cumplimiento del art 161).
Al 8 de diciembre, como señaló la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner,
TODOS los grupos deberán ajustarse a derecho. Por qué? Porque la Ley, basada en
el Pacto de San José de Costa Rica consagra a la comunicación como un derecho
humano básico y reimplantó cláusulas antimonopólicas para que se cumpla
efectivamente ese derecho.
Así , seguramente y por lo que la experiencia indica, el grupo de Radio 10
deberá adecuar sus radios que le sobran; el ex grupo Cie- Rock & Pop deberá
hacer lo mismo tanto en AM como en FM; Vila y Manzano deberán adecuar sus
cables con los canales de aire, Telefónica deberá desprenderse de algunos
canales para llegar al 35% del total de la audiencia potencial y siempre que el
organismo considere que por la reforma de 2005 puede tener canales a su nombre
y Clarín, en cumplimiento del principio de igualdad ante la Ley, también deberá
achicar su participación en el cable hasta el 35% del total de abonados, deberá
decidir si se queda con canales de aire o cable en la misma localidad y
finalmente, ordenará la grilla como los jueces se lo indican.
Como se ve, la tarea es ardua, pero vale la pena porque se trata de
democratizar la palabra. De generar tantos puntos de vista como sea posible,
para que el oyente y televidente se conviertan en ciudadanos.
Estamos hablando de democracia y de la forma en que nuestra sociedad la encara,
con monopolios o sin ellos. En definitiva quien gobierna, el Pueblo a través de
sus representantes, o las corporaciones. Seguramente será un 8 de diciembre muy
especial.
Fuente :http://www.culturaymedios.com.ar/edit_22.html